¡Cuántas dudas tenemos y cuántas posibilidades distintas consideramos antes de la transformación de alguna habitación de la casa! Yo, normalmente, sigo el mismo criterio que las pocas veces que voy a comprar ropa: tengo una idea general de lo que quiero y una idea más clara de lo que no quiero. Pero no me refiero a los detalles, sino a rasgos generales como: quiero luz (por tanto no pongo cortinas o elijo las más finas que haya o instalo estores que pueda tener recogidos por el día), qué función le voy a dar a la habitación (va a ser el salón y veremos la televisión allí o será salón y comedor). Todo esto, claro, hay que combinarlo con determinantes muy importantes como si tengo muebles y los voy a aprovechar, cuánto dinero me puedo gastar, en cuánto tiempo quiero tener terminada la transformación...
Esas consideraciones generales van a determinar otras decisiones sobre los detalles de la habitación que marcarán el resultado final. Te pongo un ejemplo de cómo lo veo yo:
Las dos perspectivas de un salón:
I
El punto de partida
La transformación
II
El punto de partida
La transformación
El resultado me parece bueno. Hay detalles que me encantan como esa pared del fondo recubierta en madera (justo la de la última fotografía) o las mesas de madera y la de fibras naturales, los cuadritos con siluetas, el cesto con los troncos para la chimenea... Pero creo que, para mi gusto, el resultado es un poco clásico. ¿Cómo quedaría si se decapara la estantería, se eligieran sillones con telas y estilo menos clásico (el capitoné aumenta el clasicismo) y si las lámparas tuvieran, por ejemplo, un estilo industrial? Los sillones de cuero rematados con tachuelas se quedarían, tienen un aire decadente que me encanta.
¿Y tú qué harías, lo dejarías así o modificarías algo?